Descripción Socio-Religiosa
En 1914 llega la Primera comunidad, de HERMANAS FRANCISCANAS DE LOS SAGRADOS CORAZONES para fundar el actual Colegio: Nuestra Sra. Del Sagrado Corazón. Como Centro de Iglesia promovemos la formación integral de los alumnos de acuerdo con una concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, buscando una síntesis entre fe, cultura y vida, que les prepare a participar en la transformación y mejora de la sociedad.
La Congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones crea y ofrece sus centros como un servicio a la sociedad y a la Iglesia. Y por eso:
- Da respuesta a una opción educativa que muchos padres reclaman y se abre a todos cuantos desean para sus hijos una educación que libera y personaliza, preocupada más por el ser que por el tener.
- Busca la financiación pública que garantiza la gratuidad de la educación y evita toda discriminación por motivos económicos.
- Cuenta con un equipo de profesores y colaboradores que se comprometen a dar una educación coherente y de calidad a todos los alumnos.
- Tiene el apoyo y el estímulo de los padres de los alumnos, comprometidos con la opción educativa propia del Centro.
- Sigue las orientaciones y los criterios pastorales de la Iglesia Católica.
- Se inserta en la realidad sociocultural de su entorno como expresión de su identidad cristiana y de su vocación evangelizadora.
Favorecemos una síntesis entre fe, cultura y vida
Lo que define y especifica el tipo de educación que queremos ofrecer a la sociedad es la referencia a una concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, junto con la propuesta de una síntesis entre fe, cultura y vida.
Por eso, pretendemos favorecer el diálogo entre cultura y fe, con el fin de propiciar la debida síntesis por parte de los creyentes de la Comunidad Educativa.
Para los educadores, la presentación y la asimilación crítica de la cultura suponen también la adquisición de una serie de criterios valorativos que determinan la propia concepción de la vida y del hombre.
Pero no queremos contentarnos con presentar una serie de valores de carácter cristiano como simples objetos de estima, sino como generadores de actitudes humanas.
Algunas de estas actitudes son:
- La libertad respetuosa y la responsabilidad consciente.
- La sincera y permanente búsqueda de la verdad y la crítica equilibrada y serena.
- La solidaridad y el espíritu de servicio para con los demás, y la sensibilidad por la justicia.
- La especial conciencia de ser llamados a actuar como revulsivo en una sociedad injusta y alejada de las exigencias del Reino.
De este modo, la plena coherencia entre la fe y el conjunto de saberes, valores, actitudes y comportamientos, desembocará en la síntesis personal entre la fe y la vida de los creyentes.